Cuarenta años de la tragedia de Armero
Con actos simbólicos se rinde homenaje a las víctimas

Escrito por: Maria Bello
Fecha: 13 de noviembre, 2025.
A las 10:00 de la noche, en la llamada hora cero, se encenderán velas en honor a todas las víctimas. Durante el día se han realizado diferentes actos de conmemoración en el municipio. Con el sonar de una trompeta se marcó el inicio de un minuto de silencio en homenaje a los fallecidos. Durante cerca de cuatro horas se honró la memoria de los que ya no están.
Uno de los momentos más conmovedores llegó cuando un avión de la fuerza aeroespacial sobrevoló el área de la tragedia, lanzando cinco toneladas de pétalos sobre el camposanto.
“Pero Armero no es solamente un siglo trágico en la historia patria es un siglo de vida y es un signo de resistencia que no está todo en el alma a los colimenses, que nos obligó a salir de lodo, a limpiarlo y recapacitar sobre la dolorosa lección aprendida”, manifestó Adriana Magali Matiz, gobernadora de Tolima.
Entre el acto conmemorativo se habló de la segunda fase del parque del municipio y el avance de los estudios y diseños para la creación del centro de emergencias y desastres del departamento del Tolima.
Cuando cayó la avalancha que consumió el pueblo de Armero el 13 de noviembre de 1985, Omaira Sánchez quedó atrapada entre el lodo que con el sol se fue volviendo cada vez más compacto. Con el paso de los días, rescatistas y periodistas fueron testigos de su historia, la cual, a través de las imágenes, le dio la vuelta al mundo.
Omaira afrontó su situación con mucha tranquilidad, a pesar de que no sabía nadar y temía que el agua subiera y la ahogara. En ese instante, les contó a los socorristas y periodistas que su mamá había tomado un Expreso Bolivariano hacia Bogotá, y que su papá, quien yacía a sus pies, trabajaba cogiendo arroz y sorgo en una combinada. Un periodista logró captar un mensaje que Omaira le envió a su madre: «Mamá, si me escuchas, yo creo que sí, reza, para que yo pueda salir y esta gente me ayude».
Ese día, después del mediodía, Omaira empezó a desfallecer. Sus ojos se tornaron rojos, y su rostro redondo empezó a hincharse, mientras su piel palidecía. Al día siguiente, el 16 de noviembre, murió. Los rescatistas y periodistas se marcharon del lugar, desalentados por no haber podido salvar la vida de la niña.
Las últimas palabras que Omaira dedicó a su familia ante una cámara fueron: «Mami, te quiero mucho. Papi, hermano… yo. Adiós, madre».



