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Una urgencia inaplazable

Por EDUARDO ALVAREZ (*)

Si recordamos la entrega pasada, hablábamos de los riñones y de su importancia en el equilibrio de nuestro organismo. Hoy haremos una comparación del sistema urinario femenino y masculino.

Iniciemos con los riñones, en el hombre son un poco más grandes pero realizan la misma función para cada uno. Son los encargados de producir la orina al filtrar nuestra sangre y eliminar impurezas y toxinas. Insistimos en ocho vasos de líquido diario para su correcto funcionamiento.

Continuamos con los uréteres, dos tubos, uno por cada riñón, que los comunican con la vejiga. Llevan la orina y son los culpables de los dolorosos cólicos causados por los cálculos urinarios. Hasta aquí son exactamente iguales para ambos sexos, pero se diferencian en las relaciones anatómicas que tienen. En la mujer, están relacionados en su tercio inferior con los ovarios. Por lo tanto, para las mujeres, las enfermedades de los ovarios pueden llegar a afectar la eliminación de orina por compresión de los uréteres.

Seguimos con la vejiga. Órgano encargado de la recolección y almacenamiento de la orina. En la mujer, se encuentra por delante del útero. Por lo que se ve presionada por el útero en gestación. De allí que la urgencia de orinar sea mayor en las mujeres embarazadas. En el hombre, la salida de la vejiga se ve relacionada con la próstata, por lo que el agrandamiento de esta, produce retención urinaria y dificultad para la micción.

Por último, tenemos la uretra, un conducto que comunica la vejiga con el meato urinario para la salida de la orina. En la mujer es muy corta, aproximadamente 5 centímetros de larga, por lo que las infecciones urinarias son más frecuentes en ellas y el riesgo de cistitis o inflamación de la vejiga es mayor. En el hombre, la uretra mide aproximadamente 20 centímetros, atravesando la próstata y haciéndonos vulnerables a la obstrucción urinaria por su agrandamiento.

Al conocer esta información, podremos cuidarnos con mayor esmero y evitar las acciones que podrían causarnos daño en uno de nuestros más importantes sistemas.

(*) Eduardo Álvarez B. MD B. Sc.

Universidad Nacional de Colombia

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