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“La gasolina debería estar a 6.000 pesos más por galón”

El Gobierno no la incrementa porque dispararía mucho más la inflación. El ministro de Hacienda lo explica.

El 8,53% de inflación anual que reportó el Dane esta semana no tiene tranquilo al ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, quien aunque conoce todas las presiones externas que jalonan la carestía, entiende el golpe al bolsillo que significa para los colombianos.

Por eso dice que el esfuerzo está en los factores que sí pueden contenerse desde el Gobierno, como los beneficios tributarios para que las empresas estén más dispuestas a generar empleo y así los hogares tengan más recursos.

En diálogo con EL COLOMBIANO, el ministro Restrepo habla de la situación económica del país y de lo que hará en los cuatro meses que le quedan al Gobierno del presidente Iván Duque.

¿Cómo explicar esta inflación tan alta?

“Lo primero es entender el fenómeno inflacionario como uno fundamentalmente global. Estamos viendo al mes de febrero a los países de la OCDE creciendo al 7,7% en promedio, cuando incluyan marzo seguramente va a ser superior. Estados Unidos y Europa, lo propio. Y América Latina por encima del 8,4% a febrero. Este es el resultado de una reactivación después de una pandemia en la cual la demanda se activó muy fuertemente y la oferta no, porque estaba restringida o no existió. Dos, también se explicaría la inflación como resultado de un problema de cadenas de proveeduría. Y ahora le estamos agregando una mecha nueva y es la invasión de Rusia a Ucrania, que genera una presión muy fuerte, especialmente en algunos productos como insumos agropecuarios”.

¿Cómo reaccionar entonces a ese fenómeno que es mayoritariamente global?

“Con los instrumentos tradicionales: la intervención por parte del Banco de la República para controlar el aumento de expectativas a través del alza de las tasas de interés; como segundo, los esfuerzos que arrancamos a hacer en el segundo semestre del año pasado para disminuir el déficit fiscal, y con ello generar menos presión de tasa de cambio para que no se convirtiera en un motor de aumento de los insumos. Hoy tenemos prácticamente la segunda o tercer mejor tasa de cambio en países emergentes en términos ya no de devaluación sino de revaluación. Y tercero, un conjunto de medidas para lograr la disminución de costos de las importaciones con reducción de aranceles a 0% en 222 partidas arancelarias de insumos agrícolas, y la eliminación por seis meses al 100% de los costos de fletes de la base gravable de cálculo de aranceles y de IVA en más de 300 partidas arancelarias”.

¿Es posible que el aumento del salario mínimo haya provocado algo de inflación?

“Yo creo que el aumento de un millón de pesos ha sido un mecanismo para evitar lo que era inevitable: que se iba a presentar una inflación internacional, con pérdida de poder adquisitivo para la clase trabajadora. Y para contener el impacto del mínimo desarrollamos algo que no se había hecho nunca y es que desindexamos 75 de las 85 variables que estaban atadas al salario mínimo”.

 

Pero los productores
que tienen que gastar pagando salarios mínimos pueden haber aumentado los precios de los productos…

El mercado no funciona en el sentido de que yo subo y entonces me van a comprar. Cuando uno aumenta precios, pues sabe perfectamente que puede perder mercado. Puede que haya sucedido en algunos casos, pero no creo que sea la generalidad”.

Y volviendo a lo que usted estaba planteando, como los remedios para la inflación, ¿qué tanto siente que han tenido un impacto?

“Seguramente no son de impacto inmediato. Esto busca contener y mitigar el aumento. No es solo reducir costos, también es motivar la producción, para eso MinAgricultura desarrolla su estrategia de créditos subsidiados blandos hasta por $1,3 billones en el Banco Agrario, entrega subsidios en seguros y trabaja con la cadena productiva. Y también están las mejoras en materia logística, especialmente en contenedores, en puertos, entre otros temas que lidera el ministerio de Comercio”.

¿Qué debemos esperar con la inflación el resto del año?

“Yo espero para el mes de mayo, es decir, por lo menos para este trimestre, lograr una reducción en la tasa anualizada de inflación. Después puede haber un ligero aumento en algún mes y luego vendría una reducción en ese valor anualizado”.

¿Se sostiene en la meta media de 3% planteada por el Banco de la República?

“Yo no tengo meta porque eso lo establece la Junta Directiva del Emisor, y es una meta de convergencia. Lo que yo tengo es un pronóstico que oscila entre 6,9% y 7% de cierre”.

Al presidente no le gustó mucho la subida de las tasas de interés, ¿cuál es su posición?

“La Junta Directiva del Banco de la República actúa en el marco de la autonomía constitucional y su misión es preservar el poder adquisitivo de la moneda. Creo que la Junta del Banco ha actuado con el rigor de trabajar en función de lo que se analiza por el equipo técnico, que debe considerar qué tan lejos está el crecimiento potencial del real, cómo se está dando la recuperación del empleo y cómo va la inflación más allá de los alimentos. En todos esos factores vamos bien, recuperándonos. Por eso, el banco tiene que actuar, porque tiene que garantizar la credibilidad, la política monetaria y debe hacerlo a través del instrumento con el cual cuenta, que es la decisión de tasas de interés para contener el aumento en expectativas de precios, especialmente asociados a variables distintas a la inflación de alimentos.

Una cosa final importante es que en cualquiera de los casos la tasa de interés que hay en este momento sigue teniendo consideración, la inflación sigue generando que la tasa de interés real de la economía siga siendo negativa; es decir, sigue siendo hoy la tasa de interés real proclive a la reactivación económica. O sea, seguimos teniendo una política monetaria expansionista”.

Preocupa el efecto que puede tener el aumento del precio del petróleo en la gasolina y en el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles. ¿En cuánto calcula que va a ser el aporte del Gobierno de ese fondo y cuánto tiempo será sostenible?

“Lo que está detrás es también un esfuerzo por parte del Gobierno Nacional de mitigar el impacto de aumento de precios acudiendo al Fondo de Estabilización y buscando, de alguna manera, recoger parte del beneficio que dan los precios internacionales del petróleo, pero mitigando su impacto en los otros valores, que serían posiblemente devastadores o significativos. Cuando arranco el ejercicio como ministro de Hacienda, lo primero que vi es de qué manera podía solventar parte del 2021 porque, de hecho, después de la pandemia se tomaron decisiones para mitigar el impacto en costos sobre la gente reduciendo los precios de los combustibles. Se hicieron cuatro intervenciones de precios hasta que llegó este fenómeno inflacionario global.

Aparte de eso, logramos pagar la totalidad del primer semestre de 2021 a ese Fondo de Estabilización, e identificamos en el Presupuesto General de la Nación 2022 (PGN) y en la Ley de Inversión Social instrumentos a través de los cuales se garantizaba la reducción o el pago de ese subsidio, llamémoslo así, a esos combustibles. Lo contemplamos con los excedentes que se generasen en el PGN, con los recursos propios de los dividendos por parte de Ecopetrol. Así se hizo de tal manera que se saneó el primer semestre del año 2021, entre otras, además, porque el valor no se puede saber sino hasta tanto se cierre ese periodo. Quiere decir entonces que podemos estar hablando de un déficit en 2021 que puede ser del orden de $7 billones. Ya se están identificando los caminos para realizar su pago, siguiendo los instrumentos que tuvimos. Nuestro propósito es lograr sanear el máximo posible hasta tanto llegue el Presupuesto de 2023 y dejar allí nuevos instrumentos”.

¿Pero una persona que hoy va a la gasolinera, cuánto debería estar pagando de más por el galón?

“Por lo menos tendrían que estar pagando $6.000 adicionales por galón”.

¿Este Gobierno cómo dejará el nivel de deuda?

“No podemos perder la memoria: tuvimos que enfrentar el peor choque en la historia económica del país. Y eso significó que después de haber tenido a diciembre de 2019 el mejor resultado en déficit fiscal en ocho años, y de haber logrado superávit fiscal primario que no se lograba en siete años, haber estabilizado la deuda pública, incluso reduciéndola al orden de un 50% del PIB, Colombia tuvo que enfrentar una pandemia. Una crisis en la cual lo que no podíamos hacer era quedarnos quietos y no actuar para generar políticas contracíclicas en gasto de inversión pública, para atender las necesidades de los vulnerables o de la salud. Peor hubiese sido quedarse quieto. Todo eso tuvo un costo: para Colombia implicó un aumento en deuda pública del 15%, pero para Estados Unidos fue del 19% y para Reino Unido del 18%.

Y logramos que no se dieran las cifras de caída para Colombia que esperaba el Fondo Monetario, o que la pobreza en el país se aumentara en más del doble. Claro que hubo impacto social, pero no en las dimensiones que se esperaba.

En ese orden de ideas, desde hace diez meses que asumí la cartera de Hacienda, mi responsabilidad ha sido generar un ajuste gradual y ordenado de las finanzas públicas. Con esfuerzos fiscales y con la ley de inversión logramos reducir el año pasado la deuda pública con respecto al PIB, meta que teníamos para 2025. Para este año esperamos reducirla al 62% del PIB, es decir, lo que estaba planteado para 2032, lo logramos 10 años antes. Entonces, sí, la deuda sí subió como resultado de una pandemia, pero está empezando a disminuir, cosa que no se esperaba sino hasta el 2025”

Fuente: El Colombiano

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